No es una novedad de esta temporada, pero se resiste a abandonar el podio de las tendencias. No tiene rival en cuanto a fuerza, brillo y atrevimiento, y ha pasado de ser un color simplemente radiante a convertirse en un símbolo para la generación Z. Hablamos del verde más chocante: en neón, lima o pistacho. Él es el verdadero “rey” del verano que impregna el street style con su rebeldía y juventud.
Hace casi un año, este desenfadado color empezó a resonar como tendencia. El verde lima en su versión flúor se colaba en el armario invernal. El mayor impacto lo tuvo a través de Instagram cuando irrumpió por sorpresa en los timelines de varias influencers de moda. Este tono chillón copó todas las miradas a través de una prenda viral: un jersey ajustado de cuello perkins que se exhibía descaradamente con la misma fuerza cegadora de un relámpago. ¡El verde fosforito en todo su esplendor! Esta prenda se mostraba en diferentes versiones y varias firmas -de diseño y low cost– lo adaptaron a su manera. El jersey en verde lima se convirtió en la tendencia más codiciada del momento.
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Posteriormente, esta vibrante tonalidad fue una de las más repetidas y adaptadas entre los asistentes a los desfiles internacionales. Se llevó en pantalones, en vestidos y en abrigos, coqueteando también con los complementos -eso sí, en menor proporción-. Las grandes marcas reforzaron su poder amparando los colores neón -entre ellos el verde en cuestión- como una de las tendencias de este verano. Es curioso que, de todos los colores subidos de tono, este tipo de verde fue el que cuajó mejor en la calle, cuyo termómetro ayuda al sector a conocer lo que realmente se lleva o no, independientemente de lo que dicte la moda.
Un papel destacado jugó el poder de atracción de las influencers y celebrities mundiales que no dudaron en vestirse en verde lima: Kendall y Kylie Jenner, Chiara Ferragni y Blake Lively se enfundaron looks protagonizados por este color y se atrevieron incluso a llevarlo en el maquillaje. En la pasarela, esta tonalidad ha seducido a Balenciaga, Versace, Stella McCartney, Vetements, Gucci o Dolce & Gabbana que no han dudado en incluir el verde lima en las últimas colecciones de verano. ¡Viva la indiscreción más de moda!
¿Y cómo se lleva?
No es fácil combinar el verde lima. La clave reside en aliarse de los tonos neutros como la gama de beiges y nudes o el incombustible blanco y/o negro que representan la opción más sencilla y práctica. Los tejidos satinados le dan al verde lima más luz y son favorecedores en prendas vaporosas como faldas y vestidos con movimiento. ¿Liso o estampado? Aunque la primera opción sería la más efectiva, también se puede mezclar con prints y texturas con relieve. Nuestra apuesta son los tejidos que juegan con las distintas tonalidades de verde lima a través de motivos geométricos, estampados florales o lentejuelas bordadas, y, a su vez, introducen otros colores armónicos. En ocasiones, no hace falta apostar por la versión más estridente, te puedes sumar a la tendencia en clave discreta apostando por los tonos pastel. Aquí te dejamos nuestras inspiraciones en rabioso verde lima. ¿Qué te parecen?
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acaba de inaugurar una exposición que vehicula de forma elegante la creación de Cristóbal Balenciaga con la tradición de la pintura española de los siglos XVI al XX. Una insólita muestra donde el diseñador de moda más admirado e influyente de todos los tiempos dialoga junto a algunos de los cuadros que firman grandes nombres de la historia del arte español, una de sus principales fuentes de inspiración. Así de ambiciosa es la exposición ‘Balenciaga y la pintura española’.
La muestra está comisariada por Eloy Martínez de la Pera, quien ha seleccionado para la ocasión un total de 90 valiosas piezas de indumentaria, muchas de ellas expuestas por primera vez y procedentes del Museo Balenciaga de Guetaria, Museo del Traje de Madrid y Museu del Disseny de Barcelona, así como de colecciones particulares nacionales e internacionales. Acompañan los vestidos, un excepcional conjunto de 55 cuadros, entre los que destacan obras de El Greco, Velázquez, Murillo, Carreño de Miranda, Zurbarán, Goya, Madrazo o Zuloaga. En su conjunto una selección de cuadros procedentes de colecciones privadas y museos de ámbito nacional como el Museo del Prado o el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
El recorrido por las salas sigue un itinerario cronológico a través de las pinturas, a las que acompañan los vestidos vinculados a cada estilo o a cada pintor. Se crean así conexiones basadas en elementos conceptuales, en formas y volúmenes, en complicidades cromáticas, que dan lugar a un fascinante diálogo entre moda y pintura, entre la creatividad del genial modisto vasco y sus fuentes de inspiración.
Balenciaga con el arte y la cultura española
Las referencias al arte y la cultura española siempre estuvieron presentes en el trabajo de Cristóbal Balenciaga. Las líneas simples y minimalistas de los hábitos religiosos o el volumen arquitectónico de estos tejidos son una constante en muchas de sus piezas. El aire de una bata de cola de una bailaora flamenca que se deja ver en los volantes de algunos vestidos o los brillos del traje de luces de un torero trasladados con maestría al paillette bordado de una chaqueta bolero, son algunos ejemplos. Balenciaga revisaba continuamente la historia del arte y, con su fuerte personalidad y estilo, mantuvo esas influencias hasta en su periodo más vanguardista, recuperando hechuras históricas y reinterpretándolas de manera moderna.
Cristóbal Balenciaga: “Un buen modisto debe ser arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida”
Más allá de seguir la trayectoria cronológica, el recorrido de la exposición permite revisar el arte desde una mirada diferente, poniendo la atención sobre los pintores como creadores y transmisores de moda, y como maestros en la representación de telas, texturas, pliegues y volúmenes. Como no podía ser de otra manera, el espacio en su totalidad de la muestra rinde homenaje al negro, uno de los colores fetiche de Balenciaga, y por muchos de sus grandes hitos como la línea barril, el semientallado, las faldas balón, la túnica, el vestido saco o el baby doll, para concluir a finales de los 60 en la abstracción.
“Balenciaga y la pintura española” es sin duda la exposición más ambiciosa y representa la muestra más completa sobre el modista español desde la primera retrospectiva que se le dedicó en 1973. La muestra se podrá visitar hasta el 22 de septiembre de 2019 en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. El proyecto cuenta con la colaboración de Herbert Smith Freehills y Las Rozas Village.
Una vida influenciada por la pintura
Balenciaga nació en Getaria (Guipúzcoa) en 1895, hijo de José Balenciaga, pescador, y de Martina Eizaguirre, costurera. Siendo niño, se inició en el oficio de la mano de su madre, que cosía para destacadas familias de la zona, entre ellos, los marqueses de Casa Torres, que pasaban los veranos en el palacio Aldamar, en la localidad guipuzcoana, también conocido como Vista Ona. Fue allí donde el joven Cristóbal entró en contacto con el gusto de la élite aristocrática y donde pudo admirar trajes y telas de las mejores sastrerías y tiendas de moda y tejidos de Londres y París. Fue ahí también donde tuvo ocasión de contemplar y disfrutar de la magnífica colección de arte que poseían los marqueses y de su extensa biblioteca. Esta excelente introducción al mundo de la moda y del arte, unida a su extraordinaria sensibilidad, fue lo que sin duda le llevó a dedicar su vida al diseño desde fecha muy temprana.
En 1939, Balenciaga se inspiró directamente en Velázquez para el diseño de su vestido Infanta, una reinterpretación moderna de los trajes con los que el pintor retrató a la infanta Margarita de Austria y que el diseñador presentó ese mismo año en París. Tres años antes, en 1936 y como consecuencia del estallido de la guerra civil en España, Balenciaga se había trasladado a la capital francesa. Se encontraba ya en una etapa de plena madurez creativa, tras haber fundado en las décadas anteriores establecimientos de moda en San Sebastián, Madrid y Barcelona y contar entre su clientela con la alta sociedad y la Familia Real españolas. En agosto de 1937 abrió su taller en la avenida George V de París. Las creaciones de Balenciaga en estos años estaban impregnadas del contexto cultural de su país de origen, convirtiendo este periodo en todo un homenaje a la estética de ‘lo español’.
Con su estilo innovador, total dominio de la costura y un alto nivel de exigencia, muy pronto se consagró como uno de los diseñadores más influyentes del panorama internacional. En París entró en contacto con una clientela cosmopolita y empezó a llamar también la atención de los medios de comunicación de todo el mundo que lo encumbraron como el “rey de la alta costura”. Tenía predilección por los tejidos con peso, que enriquecía con bordados hechos a mano, pedrería o lentejuelas. Sin apenas cortes ni costuras, creaba vestidos de formas rectas o redondeadas, dando a sus prendas un acabado perfecto, casi escultórico. Su sentido de la proporción y la medida, el manejo de la técnica y búsqueda de la excelencia le reportaron la admiración de sus colegas contemporáneos -como Christian Dior, que lo consideró “el maestro de todos nosotros”, o Coco Chanel, que lo calificó como “el único auténtico couturier”-; y en su taller o con sus consejos se formaron algunos de los diseñadores más importantes del siglo XX como Hubert de Givenchy, Emanuel Ungaro, Óscar de la Renta o Paco Rabanne.
Fotos: Cedidas por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Como es habitual, en nuestra aula Gratacós siempre suceden acciones vinculadas con el diseño y la creatividad. Esta vez, le ha llegado el turno a la prestigiosa agencia de investigación Nelly Rodi con la celebración de una nueva edición de su tradicional ‘Cuaderno de Tendencias’. Una presentación ágil y didáctica que organizamos dos veces al año, donde estudiantes de diseño y profesionales del sector se reúnen para conocer las principales tendencias que marcarán la temporada Primavera-Verano 2020. Siempre desde un contexto que afecta directamente a la industria de la moda, teniendo en cuenta la situación socioeconómica global. Esta charla instructiva la imparte desde hace años Úrsula Uría, portavoz en España de Nelly Rodi y en ella, se presentan tendencias más concretas que afectan al consumo, los estilos de vida, los colores, las siluetas… y marcarán las pautas del próximo verano. Siempre desde un punto de vista orientativo. La predicción ya se sabe que no es una ciencia cierta, pero ayuda a fijar unas pautas.
En esta última iniciativa, Úrsula Uría nos sitúa dentro de un contexto económico de espera, donde el mundo se prepara para afrontar una nueva crisis económica mucho más dura que la anterior. Esa es la clave para entender la macrotendencia Jump que influirá a las cuatro tendencias que se presentan: “Necesitamos coger impulso porque lo que nos viene es aún peor de lo que hemos vivido. Se nos acumulan las crisis que ya apreciamos dentro del contexto político, los movimientos sociales o la fragilidad económica”, asegura.
Úrsula Uría: “Necesitamos coger impulso para afrontar las crisis que nos esperan”.
A partir de este escenario poco alentador, Nelly Rodi predice cuatro tendencias que afectarán la industria de la moda y que se engloban dentro de las siguientes categorías: Holiness, Invencible, Vision y Spotlight.
1. HOLINESS
Una tendencia minimalista que apela a los clásicos, a la era antigua, al esplendor de la Grecia clásica y el Imperio Romano. Una revisión de la mitología y las primeras culturas para buscar nuevas soluciones creativas. “En lo clásico encontraremos la única manera de avanzar como sociedad cogiendo lo mejor que han hecho e innovar”, explica Uría. Holiness también se inspira en Marruecos y en Egipto, en los desiertos del norte de África.
Referencias visuales: El museo de Yves Saint Laurent, el libro ‘Homo Deus’ de Yuval Noah Harari, la influencer de yoga italiana Aria Crescendo, el hotel austero de Adrere Amellal en Siwa, la meditación, la introspección y la espiritualidad.
Siluetas: Las prendas oversize, fluidas y vaporosas, el falso minimalismo, los looks cómodos y confortables, los materiales mullidos y suaves, los tejidos naturales: lino, ante, napa, bambú… se prioriza lo orgánico y los detalles hechos a mano. Es una línea premium que prescinde de los estampados. La sofisticación que busca la comodidad por encima de todo. Lo artesanal juega en otra liga.
Siluetas: Predominan los trazos rectos, las líneas bien marcadas y las prendas versátiles y funcionales.
Colores: La paleta de marrones, beiges y crudos es la protagonista de la tendencia. Los tonos que emulan los minerales con sus tonos y relieves. Es una evolución de todos los nude. La segunda línea de color hace referencia a la terracota y el azul de Marrakech.
Conceptos clave: Peregrino moderno, civilizaciones antiguas, minimalismo ético, introspección y los orígenes.
2. INVENCIBLE
Una tendencia maximalista que hace referencia a las revoluciones culturales, a los movimientos sociales, al activismo y a una mayor concienciación hacia temas globales como la naturaleza y el medio ambiente. “Esta tendencia conecta con el hecho de ser combatiente de una manera creativa, no agresiva”, detalla Uría. Un estilo que también conecta con la pasión por lo extremo como los deportes de riesgo, la adrenalina y la supervivencia.
Referencias visuales: La pop up de Adidas en Seúl, la deportista Emily Sukiennik, las prendas multifuncionales, el fashion tech, el Salón de Supervivencia de París, el concepto de explorador, la piel mutacional de los reptiles, Comme des Garçons…
Siluetas: Los tejidos técnicos, las prendas reversibles y la ropa inspirada en el deporte que se concibe como una nueva forma de relacionarse. Los estampados se mezclan entre sí, no hay límites.
Colores: La primera paleta se llama alerta y es mucho más explosiva con tonos vinculados con los plásticos como el azul vibrante y el verde botella. La segunda paleta hace referencia a lo tribal y se vincula con los tonos camuflaje: los falsos negros y los tonos que emulan la piel de los lagartos y las serpientes.
Conceptos clave: Protección, deportes extremos, outdoor y rol de ganador y vencedor
3. VISION
Una tendencia minimalista que apela a la juventud, la sostenibilidad y a tecnología. Se habla de las utopías: “Hablamos de las ganas de cambiar el mundo desde la happyterapia”, apunta Úrsula Uría. En esta corriente positiva no existe lo feo o lo raro ya que se considera que la belleza está en todas partes, siempre que no sea ofensiva.
Referencias visuales: Los modelos poco convencionales, la feria sostenible de Berlín, el proyecto colaborativo The Student Hotel, la última campaña de ASOS, las últimas campañas de Delpozo, la estética Agatha Ruiz de la Prada…
Siluetas: Las prendas confortables que presentan colores contrastados que sorprenden: amarillos con verdes, verdes con naranjas, naranjas con rosas… También los estampados arty que emulan los aerosoles desde un punto de vista fresco y juvenil, los escotes Bardot que conectan con la nueva sensualidad femenina. Los estampados juegan a divertirse como, por ejemplo, rayas con cuadros… siempre con un color de hilo conductor. Abundan las repeticiones geométricas.
Color: La primera paleta hace referencia a los tonos bebé en su versión más lechosa y descafeinada. La segunda apela a una gama de colores más sorbete con texturas gelatinosas.
Conceptos clave: Utopía feliz, eco conciencia, tecnológico soft, futuro positivo, romanticismo contemporáneo y ser solucionista.
4. SPOTLIGHT
Una tendencia maximalista que apela al glamour y al exceso con aires retro. Hace referencia a las fiestas al aire libre en terrazas y piscinas en escenarios como Las Vegas o Los Ángeles. “Vuelve la mujer sexy, excéntrica y atrevida inspirada en los años 50”, añade Uría.
Referencias visuales: Palm Spring, la pop up de Coco Chanel en Malasia con máquinas expendedoras de belleza, los clubes nocturnos, las fiestas exclusivas, el brilli-brilli, el art-decó, Los Ángeles de Charlie, la belleza de lo sexy, el denim, los brillos de las piscinas de día y de noche
Siluetas: Los vestidos, los monos, las túnicas largas, las mangas abullonadas, los escotes pronunciados… las prendas más sofisticadas en tejidos que irradian luz como lentejuelas o lamés. Se da mucha importancia al complemento. Se llevan también los estampados florales, pero con fondos oscuros
Color: La primera paleta se centra en el color dorado y sus tonos más envejecidos. También en la gama de marrones que recuerda al tabaco y el cuero. La segunda gama de color apela a los violetas, los rojos muy oscuros y los malva que le aportan ese toque sofisticado.
Conceptos clave: Glamour extravagante, hedonista glam, poder del pop, tropical, actitud positiva para tu cuerpo y nuevo empoderamiento.
Hay alianzas potentes, que funcionan a la perfección porque surgen de forma natural y espontánea. Y el resultado salta a primera vista cuando todo un engranaje de profesionales se coordina para conseguir un único objetivo, que va más allá de la sorpresa o la emoción. En este caso, hablamos de la unión entre la moda y la música a través de nuestras últimas colaboraciones que se han visibilizado en la pasada edición del Primavera Sound con nombres de peso dentro de cada disciplina. Sí, podemos decir coloquialmente que Gratacós ha saltado al escenario a través del vestuario de tres jóvenes artistas con muchísimo potencial: Rosalía, Nathy Peluso y María José Llergo.
¿En qué consistió la colaboración?
Siguiendo uno de nuestros principios como empresa que es el de apoyar a los futuros profesionales del sector, sean jóvenes talentos o diseñadores consolidados, y establecer sinergias con ellos, nos surgió un nuevo reto a principios de año muy motivador. Las firmas Dominnico, del diseñador alicantino Domingo Lázaro Rodríguez y la barcelonesa Colmillo de Morsa nos contactaron con un proyecto de colaboración entre las manos que nos enganchó des del primer momento. Estas firmas iban a diseñar en exclusiva el vestuario de Rosalía y de Nathy Peluso, unos diseños que las artistas exhibirían en primera persona durante sus giras promocionales por medio mundo. En el caso del Primavera Sound, también contamos con la colaboración de Manuel Bolaño que quería sorprender con un diseño ideado para la actuación de la cantante María José Llergo.
Estas firmas, que son amigos y clientes, buscaban algo innovador, exclusivo y de calidad para elaborar los vestuarios de las artistas. ¡Algo que causara auténtico furor por su creatividad y exclusividad! Ellos saben que nosotros, como creadores de tejidos, pueden contar con un surtido de propuestas que satisfacen estas necesidades. Es más, en ocasiones, es a través de la materia primera – en este caso el tejido- cuando van surgiendo desde el inicio, las ideas más disparatadas. ¡Y ese punto de experimentación -y algo de locura- nos encanta y nos divierte! Además, creemos firmemente en el proyecto de estas tres firmas y en las personas que hay detrás. Así que estuvimos encantados de colaborar en el proyecto de vestir a tres jóvenes divas de la música actual en el Primavera Sound.
Para la ocasión, Dominnico escogió un maravilloso Jacquard acolchado en rosa chicle con hilaturas irisadas para crear ese despampanante look de amazona que lució Rosalía en su actuación del Primavera Sound. Ese tejido estaba presente en el body que se enfundó la artista catalana con hombreras pronunciadas. El outfit se complementó con una chaqueta y unas perneras a juego, que se definían en la cintura con apliques dorados. Un outfit transgresor, inspirado en el estilo ‘Dirty’ de Christina Aguilera, que contó también con el diseño y estilismo de Daikyri, hermana de Rosalía. A nadie dejó indiferente este vestuario. Hablamos del valor seguro que supone Domminico, que ya cuenta como clientas a otras artistas de la moda y el espectáculo a nivel internacional como Lady Gaga que se ha vestido de la firma en tres ocasiones.
En el caso de Colmillo de Morsa, su reto era vestir a Nathy Peluso, la artista argentina afincada ahora en Barcelona que triunfa por su música: “es capaz de hacer hip-hop bailable y acompañado de jazz”, y por su estética trap que seduce a los jóvenes de la generación Z. De hecho, recientemente diseñó para Berskha una colección cápsula donde plasmó sus referentes estéticos. La diseñadora Elisabet Vallecillo eligió un bordado de algodón para confeccionar los metros y metros de volantes que utilizó para diseñar la espectacular falda en cascada y el top con escote cruzado que llevaba la artista argentina. El bordado era blanco y la diseñadora lo tiñó a posteriori para conseguir este tono rojizo tan exuberante para un atuendo inspirado en La Habana.
Por último, Manuel Bolaño se encargó de idear un espectacular abrigo para María José Llergo. La cantante cordobesa de 24 años, residente en el barrio de Gràcia de Barcelona, es una de las jóvenes promesas de la música de autor con canciones, que ella misma escribe y compone, con un estilo muy singular de raíz flamenca y muy vinculado a su tierra de origen. Bolaño escogió para ella un tafetán negro para confeccionar un precioso y contundente maxi abrigo que no pasó desapercibido entre los espectadores del Primavera Sound.
Lo más apreciado es que en los tres looks, los diseñadores respetaron la estética de cada artista, sin perder su esencia como creadores. Es aquí cuando se da esa fusión mágica entre moda y música. ¡Todo un arte!
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Recuerda su nombre porque no ha hecho más que empezar y su aura ya brilla con fuerza dentro del panorama de jóvenes talentos de la moda española. Se llama Carlota Barrera, tiene 26 años y proviene de Gijón. Ella iba para arquitecta, pero la moda se cruzó en su camino y su arriesgada apuesta por dar un giro contemporáneo a la moda masculina española ha convencido a los expertos que la han galardonado recientemente con el premio Vogue Who’s On Next 2019. Este galardón, que se entrega anualmente, es una iniciativa internacional de la revista Vogue, que en España supone el mayor premio de la moda española al tener una dotación de 100.000 euros de la mano de Inditex, que apoya la iniciativa desde la primera edición. Un premio económico en reconocimiento al talento que tiene como objetivo desarrollar un plan de negocio, e incluye también la inscripción automática en ACME (Asociación de Creadores de Moda de España), la posibilidad de participar en la siguiente edición de la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, así como contar con el apoyo de la influyente revista.
El controvertido Jean Paul Gaultier, Presidente del Jurado, fue el encargado de desvelar el nombre de la ganadora durante la ceremonia. Los otros dos finalistas de esta octava edición fueron el diseñador sevillano Ernesto Naranjo y la pareja madrileña Oteyza. Este premio supone un respaldo para la carrera profesional de la diseñadora asturiana residente en Londres, tal y como ha venido ocurriendo en ediciones pasadas con ganadores como Marcela Mansergas, Juan Vidal, Maria Ke Fisherman, ManéMané, Moisés Nieto, Leandro Cano y Palomo Spain, galardonado en 2018. Carlota Barrera pasa así a formar parte de ese elenco de jóvenes prometedores de la moda española. La llamada Generación Who’s On Next.
Un giro a la moda masculina
Carlota Barrera es asturiana, pero reside en Londres. De hecho, su carrera empezó en la capital británica, después de sacarse un master en el London College of Fashion y tras trabajar en varias casas de alta costura. En 2018, la joven diseñadora decidió cumplir su sueño al apostar por una firma que sacudiera la moda masculina española bajo tres pilares básicos: la tradición, la artesanía y la responsabilidad. Esos son los fundamentos de las creaciones que alberga su firma homónima.
De hecho, su joven firma está constantemente implicada en la búsqueda e innovación de los mejores tejidos que provengan de unos procesos respetuosos con el medio ambiente. Y aunque su estudio se encuentra en Londres, desde donde realiza el desarrollo de la marca, presenta sus colecciones en España, y sus productos más emblemáticos son aquellos hechos con materiales que evocan su país de origen. “Somos una pequeña marca que considera imprescindible tener el control de la cadena de valor y poder mantener unos valores éticos y justos en todos sus procesos”, aseguró la diseñadora en la entrega del premio.
Carlota Barrera diseña para un público de 20 a 45 años. Un hombre joven que busca patrimonio, lujo y sofisticación en un tipo de prendas que siguen los mandatos de la sastrería clásica con sus patrones limpios y sus motivos artesanales, pero con un enfoque más moderno y estético. Lo de antes con una visión actual. Aunque su principal cliente sean hombres, Carlota Barrera también viste a mujeres que se sienten atraídas por la imagen masculina y su indumentaria. Entre sus principales objetivos se encuentra obtener notoriedad de marca, desarrollarla y realizar una expansión internacional haciendo hincapié a la moda autóctona y en la cultura de las raíces.
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Su primera colección masculina fue “El Matador y el Pescador” y la misión que se marca en cada propuesta es conseguir la máxima calidad en sus colecciones, uniendo tradición y contemporaneidad para satisfacer la demanda del hombre más vanguardista. Esta inyección económica y el respaldo de Vogue pueden significar un cambio enorme en la proyección de Carlota Barrera y un buen empujón para tirar hacia adelante esta joven firma que tiene –y seguramente tendrá- mucho que explicar. La carrera de la diseñadora asturiana no ha hecho más que empezar.
¿Quién son los actuales embajadores del diseño en Barcelona? Las incógnitas ya se han resuelto con los nombres ganadores de la segunda edición de los Premios MODA-FAD, los galardones que entrega la Asociación para el Fomento de la Moda como reconocimiento de su labor en el sector.
En esta edición, los galardones de las cuatro categorías profesionales han sido: Carlota Barrera en la categoría de Mérito al Diseño de Indumentaria; Sol Prado, en la categoría de Mérito al Diseño de Complementos; Rebeca Sueiro en la categoría de Mérito al Estilismo e Imagen, e Ignasi Monreal, en la categoría de Mérito a la Comunicación Visual. Además, la Junta de MODA-FAD le dará el Premio de Honor a Pedro Rovira en reconocimiento a su carácter creativo y por haber puesto en valor la identidad de la moda local y nacional. Por último, también hay un galardón a parte: Estudiantes por la sostenibilidad que esta vez ha sido concedido a Mireia Panisello, estudiante de diseño de BAU.
El jurado que ha decidido los nombres de esta edición han sido la estilista Ana Murillas, la especialista en cultura de moda Charo Mora, la diseñadora Claudia Pérez, la editora de moda Estel Vilaseca, y la diseñadora de moda Krizia Robustella.
Descubre quién es quién
Carlota Barrera
Carlota Barrera es una joven diseñadora con base en Londres que atesora un master en el London College of Fashion y ha desarrollado su destreza trabajando en varias casas de alta costura. El año pasado, Barrera lanzó su marca homónima con la colección masculina “El Matador y el Pescador”. Esta firma explora las siluetas modernas en colecciones que reflejan las técnicas clásicas de la sastrería y los motivos artesanales con una visión contemporánea y un enfoque muy visual. Cada prenda fusiona los conceptos de patrimonio y lujo en una firma que abandera una visión del hombre moderno.
Sol Pardo
Sol Pardo muestra sus ideales a través de la sombrerería. Conceptos como el arte, el diseño y la artesanía están presentes en cada una de sus creaciones que se caracterizan por usar materiales reutilizables que han sido confeccionados a mano. Así, por ejemplo, los sombreros combinan acrílico como material crudo distintivo, con sombreros de paja toquilla hechos a mano por una comunidad de tejedores. Esta es la esencia de Pardo Hats: defender el valor del slow fashion con complementos atemporales que generan identidad.
Rebeca Sueiro
La gallega Rebeca Sueiro (A Coruña, 1982) empezó su relación con el mundo del vestuario escénico en 2002 en su ciudad natal, donde estudió Patronaje Industrial. En el trabajo editorial de Sueiro se aprecia su admiración por las subculturas y la escena artística, estética y musical más underground, y de sus viajes por Europa, África y Asia donde ha participado activamente en la escena rave y ha convivido en comunidades artísticas relacionadas con la misma. Actualmente Rebeca trabaja en Barcelona y su obsesión como estilista es ver cómo cada persona construye un lenguaje único con el que comunicarse a través de sus prendas.
Ignasi Monreal
¿Quién no conoce a estas alturas la ilustración de Ignasi Monreal? El artista barcelonés asentado en Roma trabaja en diversos medios incluyendo la pintura, el diseño, la dirección creativa, y el cine. Es el creador de la celebrada campaña de Gucci Primavera/Verano 18, la primera de este tipo en qué se utiliza la ilustración digital por completo. También ha ilustrado otras campañas internacionales para la firma de Alessandro Michele y Dior. Monreal ha expuesto recientemente en La Fresh Gallery una exposición dedicada a la gastronomía donde se celebra lo mundano. Se llama ‘Plats Bruts’.
Los premios se entregarán el próximo 15 de junio en el edificio Disseny Hub de Barcelona. En paralelo, las piezas de cada uno de los premiados se pueden ver en la exposición “El mejor diseño del año”.
Pedro Rovira aprendió el oficio en una sastrería. En 1948 fundó su primera casa de modas en la plaza Gal·la Placídia, que años más tarde trasladó a la Rambla del Prat en Barcelona. En 1957 presentó su colección en la Exposición Internacional de Berlín, en 1964 entró a formar parte de la Cooperativa de Alta Costura y el año siguiente presentó su colección en el Pabellón español de la Feria Internacional de Nueva York.
A partir de los años 70 inició una línea de confección de prêt-à-porter, pero continuó con la alta costura. Rovira fue un referente de la moda barcelonesa durante los años 60 y 70. Mostraba predilección por las líneas puras, sobre todo en las piezas de día. Sus creaciones destacan por la nitidez de las líneas y los juegos de color, por una buena construcción y una costura impecable.
Los premios se entregarán el próximo 15 de junio en el edificio Disseny Hub de Barcelona. En paralelo, las piezas de cada uno de los premiados se pueden ver en la exposición “El mejor diseño del año”.
Corren buenos tiempos para el arte más efímero de todos: el arte floral. En la última década, el sector vive una revolución que se traduce en un aumento de diseñadores, floristerías, técnicas y composiciones que se salen de lo convencional y asaltan todos los terrenos, más allá de la moda. La creatividad al servicio de las flores en la elaboración de auténticas obras de arte que cobran de por sí, un nuevo significado, alejado del puramente ornamental o estético. Obras de arte perecederas donde la belleza frugal es más apreciada que nunca. Esa es en parte su gracia –o su magia-.
Para adquirir conocimientos en este arte, nos hemos inspirado en un libro: ‘Blooms: Contemporary Floral Design’, publicado por Phaidon hace unos meses. Una obra visual que recoge las composiciones de los 80 diseñadores florales contemporáneos con más influencia del mundo. Aquellos que amplían los límites de su arte y lo llevan a nuevos terrenos donde las flores dialogan con las emociones creando lenguajes poéticos. Un libro didáctico y entretenido que repasa la trayectoria y los trabajos de los creativos de los pétalos cuyas obras son ya un referente en la cultura visual actual y el mundo del diseño.
A continuación, te mostramos algunos de los más notorios a modo de resumen:
- A.P.BIO (Nueva York)
Este estudio neoyorkino es uno de los claros exponentes en elevar el diseño floral al arte. Su fundadora Doan Ly y su equipo crean diseños que se salen de los circuitos convencionales para eventos y editoriales de moda. Sus creaciones combinan flores con otros productos de consumo, creando composiciones abstractas con una misma textura, luz y color con un mensaje a veces, algo incómodo.
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Cecilia Fox (Melbourne)
Melanie Stapleton es una de las floristas contemporáneas más notorias en Australia. En su estudio floral, Cecilia Fox se guía por la belleza fugaz de las flores y de las estaciones, siempre cambiantes para crear composiciones acordes con cada época del año. A Melanie le apasiona la naturaleza y su salvaje abundancia y en sus creaciones se aprecia la forma, la textura y el color en composiciones experimentales que son una oda a la botánica.
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Julius Iversen (Copenhagen)
Julius Iversen dirige Tableau desde Copenhague. Este es uno de sus proyectos más notorios en un concepto de floristería donde mezcla el arte floral con la arquitectura y el diseño. El estilo de Iversen es evocador y dramático con flores exuberantes que contrastan con acabados industriales y detalles como redes metálicas o envoltorio de hormigón. La belleza natural versus la belleza inerte.
- Jéremy Martin (París)
Nacido en Toulouse, Jeremy Martin conserva de su infancia su amor por la naturaleza. Estudió en París el arte floral y entre su obra como diseñador destaca el proyecto Les Ephemeres. Obras donde las flores adquieren otra dimensión al descubrirse nuevos usos o expresiones. Una visión personal y muy poética de la belleza vegetal.
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Lewis Miller Design (Nueva York)
Uno de los floristas con más renombre de la Gran Manzana que dirige su propio estudio. La ciudad es el mejor escenario para las obras de Lewis Miller que sorprende con una serie de arreglos florales que aparecen por sorpresa entre sus espacios más emblemáticos como Central Park, hasta lugares más inesperados, como contenedores de basura. La intención es apelar a la belleza de las flores dentro de la jungla de asfalto.
Desde Gratacós nos inspiramos en las obras de estos creativos florales para presentaros nuestros propios lienzos de flores. ¡Puedes consultar nuestra shop online para ver todos los modelos de la temporada!
Piensa en algo exagerado, piensa en algo extravagante, piensa en algo teatral. ¿Lo tienes? Si es así estás pensando en la estética “Camp”, el neologismo que está de moda actualmente y que marca una tendencia hacia el maximalismo.
¿Qué es el Camp? No es un concepto fácil de abordar a nivel teórico, quizás estéticamente se entienda mucho mejor. Tampoco es un término nuevo, sino una sucesión de ideas que lo dibujan. Su concepción proviene de un ensayo de la escritora Susan Sontag de 1964 titulado como ‘Notes on Camp’, una publicación que aborda esta expresión artística que se revela como una estética compleja que abarca múltiples disciplinas. El camp se define como un movimiento irónico, humorístico, artificioso, teatral, exagerado… que se posiciona entre el arte más elevado y la cultura popular. Entre lo divino y lo terrenal. Lo bello y lo feo que es exuberante, pero estilizado. En los escritos de Sontag se argumenta que el camp es “el amor por lo antinatural: el artificio y la exageración. El estilo a expensas del contenido”.
“Camp va más allá de lo kitsch: sugiere combinar el arte y la cultura pop”
Por ejemplo, Sontag encontró este fenómeno estético, por ejemplo, en las películas de Busby Berkeley y en el actor Victor Mature, en el cine de Maw West y General de Gaulle, en Swan Lake, en los cómics de Flash Gordon, en las pinturas tenebristas de Caravaggio, en el estilo chinoiserie y en la totalidad del movimiento Art Nouveau. La escritora y ensayista desglosa en 58 puntos todas las posibles aceptaciones del término con claras alusiones al cine, a la literatura, la pintura o la arquitectura. Respecto al ámbito de la moda, Sontag también anota referencias explícitas: “Camp es una mujer andando con un vestido hecho con tres millones de plumas”.
Precisamente esta semana se inaugura en The Metropolitan Museum of Art la exposición que da forma a todo este fenómeno a través de más de 250 objetos que datan del siglo XVII hasta el presente. Una muestra que explora los orígenes de esta exuberante estética y cuenta con un apadrinamiento de lujo que abandera precisamente una de las firmas que más se alinea con este movimiento: Gucci con su director creativo Alessandro Michele, representan ahora mismo una nueva inspiración de lo Camp en pleno siglo XXI.
¿Dónde surge el Camp?
Susan Sontag sitúa sus orígenes en pleno siglo XVII en la corte francesa bajo el reinado de Luis XIV. El mismo Rey Sol construyó Versalles, una poderosa fortaleza y un deslumbrante escaparate para que la nobleza estuviera reunida para goce y disfrute del monarca. Fueron en las ostentosas salas de Versalles donde se elaboraron un protocolo y unas demandas de vestimenta para el rey y su corte que obligaron a despilfarrar grandes sumas de dinero para mantener las apariencias. Literalmente.
A la muerte de Luis XIV floreció el estilo rococó en moda, caracterizado por el exceso, los volúmenes, las siluetas arquitectónicas y mastodónticas que servían principalmente para el adorno, acompañado de accesorios, lazos, bordados, pelucas… que potenciaban esta artificiosidad. La opulencia tocó techo hacia 1770. Tras algunas incursiones anecdóticas en el siglo XIX, la palabra ganó popularidad a principios del siglo XX entre los homosexuales de la época, donde encontraban en lo Camp todo un lenguaje lleno de significados. Un accesorio en concreto, un tejido en un zapato, una ropa demasiado ajustada, un determinado color. Más tarde, Andy Warhol también se inspiró en el término para hacérselo propio dentro la cultura pop. Diseñadores como Elsa Schiaparelli, Jean-Paul Gaultier, John Galliano, Marc Jacobs, Erdem, Cristobal Balenciaga y Thom Browne entran dentro de lo Camp, así como la nueva generación como Molly Goddard, Richard Quinn, Matty Bovan o Palomo Spain, para citar algunos. En la exposición “Camp: Notes on Fashion” también se citan otros diseñadores emblemáticos y legendarios como Paul Poiret, Marc Jacobs y Karl Lagerfeld a través de varios vestidos y looks que conforman la exhibición.
Camp en la MET Gala
Como aperitivo a la exposición, el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York recibió a las celebridades y a los filántropos más estilosos del planeta en la fiesta que tradicionalmente organiza cada año Anna Wintour: el MET Gala que se celebra todos los primeros lunes de mayo en esta emblemática ubicación neoyorquina. Una fiesta solidaria que se equipara con los Oscar a nivel mediática. Así bajo una nube de flashes en la alfombra rosa y el hashtag #MetCamp en las redes sociales, los mediáticos invitados exhibieron sus extravagantes atuendos inspirados, como no podía ser de otra manera, en la temática de la exposición, Camp: Notes on Fashion. De hecho, fue el británico Andrew Bolton, conservador jefe del Instituto del Vestido, el responsable de escoger la temática.
Además de la famosa editora de la omnipresente Vogue USA, la fiesta contó como anfitriones con Alessandro Michele al frente de Gucci, la reina del pop Lady Gaga, el cantante Harry Styles y la tenista Serena Williams.
Entre este popular desfile de vanidades hubo aciertos y errores, la temática no es fácil precisamente. Muchos fueron los looks que nos sorprendieron y citaremos algunos que nos inspiraron como, por ejemplo, la performance que hizo Lady Gaga con su despampanante vestido fucsia de Brandon Maxwell que se fue quitando poco a poco, con otros dos cambios para quedarse al final con un conjunto de lencería, unas medias de red y unas botas con plataforma. O la luz que trajo Katy Perry vestida de candelabro, una obra de Moschino. De Gucci fueron muchas celebridades, aunque destacó Jared Leto quien posó con una réplica de su cabeza como ya hicieron los modelos de la firma italiana en su desfile otoño-invierno 2018. La top Cara Delevinge apareció con un sorprendente Dior alta costura multicolor de inspiración arco-iris. El actor Billy Porter, conocido por la serie Pose, regaló a los asistentes un momento de oro al presentarse como una auténtica divinidad egipcia. La actriz y cantante Zendaya se convirtió en una Cenicienta moderna por gracia de Tommy Hilfiger o la siempre arriesgada Janelle Monae se visitó de obra de arte gracias al diseñador Christian Siriano.
Muchas fueron las propuestas en una de las noches más inolvidables del año donde se dio rienda suelta a la creatividad. Efectivamente, tampoco faltaron las plumas. Desde Gratacós también nos hemos inspirado en los tejidos que nos sugieren esta estética Camp bajo el lema: Lo artificioso como tendencia.
Barcelona estrena en el Museo de Historia de Catalunya, la exposición Moda i modistes. Col·lecció Antoni de Montpalau, una muestra que ensalza el oficio de las modistas y su contribución en la moda a lo largo del siglo XX. Un oficio tradicional y artesanal, desempeñado por mujeres, que representó en su momento una plataforma de emancipación femenina en el ámbito laboral, empresarial y creativo. Una actividad, conectada con la moda, que ayudó a desarrollar la industria textil y del comercio de la época. Su intenso trabajo ha requerido desde siempre conocimiento, destreza y dedicación, y en ocasiones todo este saber hacer ha quedado en la sombra, al margen de los grandes nombres del diseño y de las marcas. Es por este motivo que, Moda i modistes representa una mirada amplia a la obra y a la trayectoria de muchas mujeres que, han permanecido en el anonimato más allá de la memoria oral familiar o del recuerdo de su antigua clientela.
La exposición se divide en varios apartados, donde se desarrolla la profesión a través de la historia de la confección, los cambios sociales con la emancipación de la mujer, y la evolución y el saber hacer del oficio durante el siglo pasado hasta día de hoy. A continuación, te desarrollamos un breve resumen de lo que se puede ver en esta muestra.
Las trabajadoras de la aguja
Las mujeres consiguieron lograr un espacio propio en el arte de hacer vestidos a finales del siglo XIX. Antes era un oficio reservado a los sastres, y a penas las mujeres tenían entrada a la confección sino era por vía familiar o como colaboradoras. Fue en esta época y ya en la primera década del siglo XX, cuando el trabajo de modista se convirtió en una de las principales formas de inserción de la mujer al mundo laboral, más allá del trabajo en la fábrica, entre otras profesiones como la docencia.
La modistería se extendió debido a que para aprender el oficio no había que ir necesariamente a ninguna escuela, sino que bastaba con el aprendizaje en un taller o incluso de manera autodidacta a partir de manuales de corte y confección, y además porque este aprendizaje ofrecía la posibilidad de establecerse por cuenta propia con cierta facilidad una vez dominada la técnica.
Esta época también coincidió con el arranque del feminismo y el nacimiento de varias iniciativas a fin de proteger a las trabajadoras del sector.
Modista de profesión, un oficio en expansión
Las modistas representaban un colectivo muy variado que a menudo estaban al margen de los gremios y las organizaciones obreras: podían trabajar en un pequeño taller propio; en el de una modista establecida, en una casa de alta costura o bien ir a coser en domicilios particulares. En el oficio había muchas categorías, en función de la habilidad, el buen gusto, y, sobre todo, la clientela que tenían.
Hasta que el prêt-à-porter no se expandió de forma generalizada hacían falta muchas modistas para confeccionar ropa para las diferentes clases sociales. Las capitales de provincia y de comarca y las grandes ciudades aglutinaron un gran número de modistas, pero también cada ciudad pequeña y cada pueblo tenía sus modistas, con una clientela muy fiel. En el escalado del oficio había muchas categorías, desde la portera que hacía también de modista, porque disponía de suficiente tiempo en el trabajo, hasta las modistas de renombre, pasando por las que tenían una clientela humilde, las que trabajaban para otros, ya fuera en casa o en los diferentes talleres, las que iban a coser a domicilio, las que tenían un cierto nombre, pero no etiquetaban, por discreción o por economizar, o las que, con el orgullo del trabajo bien hecho, ponían su nombre en cada pieza.
¿Y cuáles eran sus fuentes de inspiración? Por norma general, las modistas eran más seguidoras que no creadoras e interpretaban a su manera las propuestas de moda de cada década y, a su vez, la adaptaban a los gustos, la talla y las diferentes posibilidades económicas de cada cliente. Las revistas, los desfiles donde se daban a conocer las tendencias de cada temporada, el cine con la irrupción de estrellas icónicas y la calle eran constantes fuentes de inspiración.
De hecho, a partir del trabajo realizado por las modistas, se puede repasar la moda de casi todo el siglo XX hasta que no se consolidó el prêt-à-porter. Las casas de alta costura de París, Milán o también de Barcelona dictaban las tendencias, se inventaban modelos y tenían una producción reducida y elitista. Las modistas, que entonces se contaban por miles, fueron las principales clientes de la industria textil porque compraban o recomendaban comprar las telas y tejidos para la clientela. Esto a su vez favorecía el comercio, generaba ingresos en las grandes casas de costura en comprarlos patrones y glasilla, fomentaban los talleres de bordados y de plisados, generaban puestos de trabajo e iban transmitiendo el oficio hasta llegar a la actualidad.
El legado se mantiene vivo
Los tiempos han cambiado y actualmente esta profesión mantiene la fuerza de antaño. Aun así, el legado de las modistas sigue vivo, simplemente se ha transformado. Las nuevas modistas continúan haciendo adaptaciones de ropa para tiendas y particulares, trabajan también para talleres de confección y realizan patronajes y prototipos para empresas grandes que luego fabrican fuera. En paralelo, también ha surgido una nueva generación de jóvenes creadoras que elaboran una producción artesanal y limitada, que se contrapone a la producción industrial a gran escala y de dudosa calidad. El trabajo de estas modistas es revalorizar la moda hecha a mano, la personalización y las prendas exclusivas para un cliente que valora el arte y el esfuerzo del hecho a mano.
La exposición Moda i Modistes se estrena hoy en el Museo de Historia de Catalunya y se podrá visitar hasta el próximo 13 de octubre de 2019. Una buena oportunidad para descubrir el legado y la evolución de este oficio artesanal centenario.
Barcelona se ha convertido esta semana en la capital mundial de la moda nupcial con la mayor edición hasta la fecha de la Valmont Barcelona Bridal Fashion Week que pone sus focos, como es habitual, en la creatividad, el talento y el diseño como elementos clave para la innovación e internacionalización de la industria “del compromiso”. Una cita líder mundial que revaloriza la capital condal y pone en contacto a todos los protagonistas del wedding business.
Como creador y productor de tejidos nupciales, ponemos especial énfasis en conocer algunas de las tendencias que marcan el sector, más allá de los shows y los networkings, y en las últimas temporadas hemos observado cambios en los diseños de las grandes firmas que se deben en parte a las preferencias y necesidades de las novias millennial, las que actualmente ocupan el grueso del consumo de la moda nupcial actual.
Estas son algunas tendencias observadas que ya están incidiendo en las colecciones actuales y en las presentadas para 2020.
1. Blanco sí, pero no tanto
Afirmar que el blanco ya no es el color de las novias actuales nos parece una temeridad porque a pesar de las modas y los cambios de gustos en las consumidoras, el vestido en riguroso blanco mantiene su lideraje. Sí que es verdad que se van introduciendo los falsos blancos y los neutros: tonos marfil, hueso, clara de huevo, champagne… que le dan una apariencia vintage y el color en ocasiones, se mantiene relegado en pequeños detalles como lazos, bordados, gargantillas, coronas, complementos…
Lo más transgresor del momento lo protagoniza el éxito del rosa que también irrumpe en el sector nupcial. De las versiones más pálidas que son las preferidas para dar el sí quiero a las más subidas de tono que se mantienen como una opción aún residual. La empresaria Marta Ortega y la cantante Mandy Moore se decantaron precisamente por un vestido de color rosa o, al menos incluyeron un diseño de este color en un cambio de vestuario.
2. La opción vintage
La sostenibilidad y el factor ambiental también incide en la moda nupcial con la elección de vestidos vintage y piezas de segunda mano que pasan de generación en generación, o bien se adquieren en tiendas especializadas como un nuevo tesoro. Una tendencia en auge de dar una segunda oportunidad a prendas que en ocasiones solo se utilizan una vez en la vida y que, en ocasiones, se aprovechan también para combinarlas con otros atuendos, más allá del terreno nupcial. También hay un cierto interés por apostar por tejidos naturales y orgánicos, que minimicen el daño ambiental. Otras novias simplemente se inspiran en los looks nupciales de otras décadas para copiar vestidos y siluetas de las actrices de moda en la década de los 60 y 70.
3. El vestido ya no es lo que era
El vestido tradicional continúa siendo el uniforme oficial de la mayoría de las novias. Aún así, en los últimos años hemos visto numerosas transformaciones en los cortes y las siluetas que afectan a la estética que rodea a esta prenda milenaria. Así, por ejemplo, el largo hasta los pies convive con otras opciones más cortas o el estilo romántico con grandes volúmenes se ve eclipsado en ocasiones por otras propuestas más minimalistas y urbanas para novias que buscan comodidad y pocas estridencias. Triunfan también las combinaciones en dos piezas con cuerpo ceñido tipo crop top y falda voluminosa o tipo sirena. Una propuesta juvenil que acepta un sinfín de conjuntos. También aparecen los bolsillos delanteros en los vestidos y las faldas con volumen, las manos nunca se habían lucido tan escondidas dentro del vestido.
Otra opción que gana fuerza son los trajes chaqueta que ya no se destinan solo a las bodas civiles o a las segundas nupcias. Cada vez hay más diseños que apuestan por estos conjuntos dos piezas con faldas pantalón que en ocasiones también se presentan con largas colas desmontables
4. Tejidos y otros detalles
La novia sensual busca transparencias con tejidos tipo tul combinados con bordados florales, encajes y plumetis. Los cortes se agudizan con impresionantes escotes por delante y por detrás, así como en los laterales: la apertura a la altura de la pierna que tantas actrices han popularizado en la alfombra roja. Las flores continúan siendo protagonistas a través también de los tejidos que les rinden homenaje de una forma más evidente con aplicaciones, adornos y pedrerías con otras más sutiles con suaves jacquards o delicados encajes que le dan ese punto romántico. La organza y el tul se destinan a potenciar el volumen, mientras que otros tejidos como el crepé son los preferidos para aportar movimiento.
En definitiva, las novias mantienen su buque insignia: el vestido blanco tradicional, pero este se va modificando atendiendo a los gustos y las necesidades de las novias de cada época. En Gratacós te proponemos algunos tejidos nupciales inspirados en estas tendencias y te invitamos a nuestro espacio para que compruebes in situ la variedad de la nueva propuesta.