
El color comunica y expresa estados de ánimo. Es una variable clave que los diseñadores tienen en cuenta a la hora de presentar sus colecciones. No hay nada fortuito. Cuanto más radiante es el color, más capacidad de expresión transmite. Y ya se sabe que en primavera existe un deseo de expresarse con colorido, después de una temporada de tonos neutros, oscuros y apagados, tradicionalmente vinculada con el invierno.
Conviviendo con los colores sorbete, despunta otra gama de tonalidades que se posicionan justo al otro extremo. Son tonos vivos, que irradian energía, optimismo y confianza impulsando una nueva vitalidad hacia las tendencias de moda. En esta gama cromática más atrevida se halla un color inspirado en los paisajes naturales más fantasiosos: el Arcadia.
No nos engañemos, el verde nunca ha sido un color fácil de llevar. En pasarela encandila por su frescura y espontaneidad, en cambio no es una de las preferencias habituales en el consumo. Hay cierta “maldición” entorno a este color que solo lo iguala el amarillo. Algo distinto sucede en decoración donde sí que es una tonalidad habitual porque aviva los espacios neutros y potencia las texturas naturales y los acabados rústicos. Un tono que se utiliza en textiles, tapizados, muebles auxiliares y, a veces en alguna pared.
El Arcadia es un verde distinto, altamente reconocible a nivel visual y de espíritu complejo. Según Pantone, esta tonalidad “insinúa lo retro y al mismo tiempo lo moderno”. La autoridad internacional del color asegura que “es una versión más fresca y limpia del verde que, con su matiz de fondo azul, nos lleva a una nueva dirección para esta temporada”.
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Esta llamativa variación del turquesa se inspira en las aguas cristalinas de los océanos tropicales y nos remite a la pureza, lo natural y lo divertido. El color Arcadia es sobre todo desenfadado. A medio camino entre lo evocador y lo transgresor. Evidentemente, no hay ninguna firma de lujo que haya hecho una apuesta integral por esta tonalidad, pero sí que en su justa medida ha aparecido en las colecciones de Tibi, Sportmax o Ulla Johnson en su versión más sport en siluetas desestructuradas y prendas holgadas de tejidos sintéticos. O bien, mostrando su lado más sofisticado a través de vestidos vaporosos de inspiración navy como Elie Saab o a través de capas y accesorios en piel vistos en Valentino.

Es habitual ver este color en Gucci, “el perro verde” de la moda. En la próxima temporada otoño-invierno 2018 hay pinceladas Arcadia en vestidos de estética ochentera con volúmenes en los hombros y algún blazer con tejidos brillantes. Lo que resulta más interesante es que Alessandro Michele lo utilizó para contextualizar su último desfile más excéntrico de lo habitual. Un símbolo que, en este caso, el director creativo de la popular firma italiana quiso utilizar para resaltar el lado juvenil y fantasioso de su próxima colección.
Descubre también en Gratacós los tejidos que se tiñen en color Arcadia o en sus tonalidades más parecidas. Seguramente, le darás una nueva oportunidad al verde. Merece la pena…


Abril es el mes tradicionalmente asociado con el compromiso: se estrena oficialmente la nueva temporada de celebraciones, popularmente conocida como la época BBC (bodas, bautizos y comuniones) y las ferias nupciales internacionales marcan el calendario del sector a nivel comercial y de diseño. De hecho, la Barcelona Bridal Fashion Week 2018, la principal cita mundial de moda nupcial, está calentando motores a la espera de volver a situar del 23 al 29 de abril, la capital catalana en el centro del huracán de todas las tendencias y novedades del amplio mercado de los novios.

Desde Gratacós también ponemos nuestro granito de arena. Para empezar, esta semana hemos estrenado nuevo escaparate que confiamos que se convierta en un reclamo para las futuras novias. Una edición más, hemos colaborado con IED Barcelona para visibilizar el talento de la nueva generación de diseñadores nupciales a través del Posgrado en Diseño de Vestidos de Novia y Ceremonia que ofrece la prestigiosa escuela. En esta ocasión, en el escaparate se muestran los proyectos finales de tres estudiantes con un futuro prometedor. Como es habitual, los jóvenes diseñadores han creado tres vestidos siguiendo los parámetros del moulage, la técnica de corte y confección que consiste en trabajar el diseño directamente sobre el maniquí.

Más allá de la exhibición de los proyectos, también hemos impulsado una nueva edición del concurso “Gratacós Barcelona Scolarship for the Talent” junto a IED Barcelona. El ganador de esta edición es José Bellón que recibirá un premio económico valorado en 1.000 € que podrá invertir en nuestros tejidos para que pueda elaborar los nuevos diseños de novia para la próxima temporada. El acto de entrega del premio tendrá lugar en la misma Barcelona Bridal Fashion Week, el próximo jueves 26 de abril, dentro del calendario de desfiles y actividades paralelas de la pasarela nupcial. De hecho, os recomendamos que visitéis en el village, los talleres que los estudiantes de la escuela harán en directo con nuestros tejidos siguiendo la técnica del moulage.

Por último, aprovechamos para recordaros que ya tenemos disponible en nuestro espacio de Barcelona la nueva colección de tejidos nupciales correspondientes a la temporada 2019. Una selección bien cuidada que tenemos al abasto de todos para satisfacer las demandas de diseñadores y consumidores finales que optan por nuestros tejidos para elaborar su traje de novia. ¡Os esperamos!



La primavera trae consigo un nuevo despertar de los motivos botánicos con originales estampados de flores que rinden homenaje a la naturaleza y a sus plantas. De vivas tonalidades, en varios tamaños, en combinaciones sorprendentes… Hacemos un repaso por los prints que más nos inspiran en una temporada rica en color y texturas, con las flores como denominación en común.
Campiña francesa
Nos trasladamos al interior de la Provenza francesa en medio de los bastos campos de flores silvestres: amapolas, lavandas, girasoles… que llenan de colorido este entorno campestre. En la pasarela, las flores también brotan en su versión más mini -se impone el estampado Liberty- en todo tipo de tejidos y en tonos suaves, aportando delicadeza y cierta nostalgia. Vestidos largos de inspiración romántica, tops asimétricos con volantes de estilo Brigitte Bardot y faldas fluidas abundan en los desfiles de las colecciones primavera-verano 2018 de Chloé, Paul & Joe, Loewe o Marni. Un estampado que refleja la belleza más bucólica de la naturaleza.
Exótica Polinesia
Al otro extremo de la primera tendencia en estampados florales, se sitúa el exotismo de la Polinesia. Así, la flora y la fauna de estas islas del Pacífico inspiran los estampados veraniegos más atrevidos con flores en gran formato que invaden todo tipo de prendas aportando color, alegría y vitalidad. Un espíritu tropical inspirado en Hawái o Taití con dos flores protagonistas: el hibisco y la gardenia, envueltas de abundante vegetación. La paleta cromática se centra en los tonos cálidos y vibrantes como el amarillo, el naranja, el fucsia o el bermellón.
Jungla salvaje
Las flores aún sin estar presentes, ceden el protagonismo a las frutas, las hojas de palmeras, y la fauna salvaje más diversa en este tipo de estampado muy vivo lleno de referencias naturales a estos paraísos exóticos llenos de follaje. Los tejidos emulan los motivos florales que se entremezclan con vegetación y prints animales. Un estampado tropical que se renueva temporada tras temporada y que está presente en las colecciones de Kenzo o Escada, a modo de ejemplos.
En Gratacós encontrarás varios tejidos florales que siguen estas tres tendencias de temporada entre otras inspiraciones. Los encontrarás en nuestra tienda online o en el espacio físico de Barcelona.


París reconstruye lo que Martin Margiela deconstruye en su proceso de construcción. La obra del misterioso belga, conocido como “el diseñador ausente” o “el genio sin rostro”, protagoniza la primera exposición del Museo de la Moda de París desde que la española Miren Arzalluz ocupa la dirección. “Margiela ha sido un creador iconoclasta, rompió los cánones establecidos e introdujo una silueta absolutamente innovadora cuestionando el sistema de la moda”, ha explicado Arzalluz en declaraciones a Efe.
Así, el Palais Galliera acoge hasta el 15 de julio una retrospectiva de los veinte años de trabajo del diseñador (1989-2009) más revolucionario e influyente de las últimas décadas en una muestra donde el propio Margiela ha colaborado activamente, a pesar de no haber mostrado nunca su cara en los desfiles ni ha concedido entrevistas. Comisariada por Alexandre Samson, la exposición ‘Martin Margiela, 1989-2009’ es una mirada inédita al discurso estético del diseñador, construida a través de 130 looks y material de archivo de la firma, así como vídeos de los desfiles, fotografías y bocetos. En las salas del museo se exhiben algunas de sus prendas icónicas que revelan su capacidad para trabajar con todo tipo de materiales y el talento para inventar distintas siluetas que fueron una de sus insignias de la firma.

El genio de la deconstrucción alérgico a la fama
Margiela nació en Lovaina en 1957 y es uno de los emblemas de la Real Escuela de Bellas Artes de Amberes, donde se diplomó en 1980 antes de entrar en las oficinas de Jean-Paul Gaultier, a quien asistió durante casi cuatro años. A partir de 1987, empezó a nacer el mito con la creación de su firma homónima. En los desfiles, las modelos desaparecían detrás de máscaras de muselina en escenarios urbanos como aparcamientos y estaciones de metro. Todo estaba pensado para que la auténtica protagonista fuera la ropa. De hecho, el diseñador ha sido uno de los artistas más reservados, enemigo de las entrevistas y alérgico a los flashes. “Dada mi naturaleza tímida y reservada prefiero estar entre bambalinas y gozar de la protección del anonimato. Mi única tarjeta de visita es mi trabajo”, había confesado en alguna ocasión.

“Mi única tarjeta de visita es mi trabajo”
Su nombre está ligado al trabajo deconstructivista porque estudiaba la ropa como si fuera arquitectura, llegando hasta la propia estructura de cada prenda para hacer una nueva creación. En ocasiones, también daba la vuelta a la estructura para que el interior fuera el exterior, mostrando el reverso de cada prenda. Un ejercicio de investigación cuya finalidad era mostrar el proceso creativo y no tanto el aspecto final. De esta forma, Margiela cuestionó las bases de la industria y la concepción misma del traje, a través de un conocimiento profundo de la sastrería y un perfeccionismo hasta el último detalle. “Es alguien que no solo tiene una visión alternativa de la mujer incluso de su cuerpo, sino que cuestiona principios fundamentales del sistema de la moda”, comenta Arzalluz.
El diseñador belga también tomaba gusto en transformar los patrones, deformaba las siluetas y tenía especial obsesión por las siluetas XXL. Así lo demostró en su célebre colección ‘Oversize’ lanzada en el año 2000, donde agrandó hasta el extremo todas las prendas de la colección en una época donde lo ajustado estaba en boga. Una muestra más, que para Margiela, la tendencia iba siempre detrás de la investigación.

En la exposición se aprecian algunos rasgos más que definen la obra de Margiela: los hombros ligeramente levantados que huyeron de las rígidas hombreras de los años 90, las líneas minimalistas de sus diseños, la conceptual interpretación de patrones en prendas planas o sus zapatos más famosos: los “tabi”, una versión renovada del tradicional calzado japonés que separa el dedo gordo del pie del resto.
La exposición ‘Martin Margiela, 1989-2009’ constituye una magnífica oportunidad para conocer la obra de este genio de la moda vanguardista a través de su cuidado proceso de investigación y su costura que lo llevó a entrar en la Alta Costura. “Veinte años, cuarenta desfiles, cientos de prendas, ¿qué me queda?”, rezaba el diseñador en una frase que quedó inmortalizada durante el último desfile de la colección primavera-verano 2009. Margiela ya había dicho todo lo que tenía que decir.






The Color Community vuelve una edición más a la Antigua Fábrica Damm de Barcelona para presentar las nuevas tendencias en materias, texturas y colores que inspirarán la temporada Otoño-Invierno 2019/2020. Un proyecto consolidado dirigido por tres profesionales pluridisciplinares donde la moda se fusiona con la arquitectura y el diseño. Los impulsores de la iniciativa, que se consideran “unos enamorados del color”, son Eva Muñoz, diseñadora y especialista en Color&Trim; Pere Ortega, arquitecto en Saeta Estudi, y Rosa Pujol estilista de tejidos y colores de Gratacós que cumple diez ediciones liderando este genuino proyecto multisensorial.
Esta edición The Color Community se centra en el concepto de ‘Mov’ en referencia al movimiento y como éste se puede vincular con el diseño de manera abstracta. “Queríamos tratar este tema en profundidad y crear dos lenguajes compatibles, complementarios e interesantes para fomentar la creatividad”, explica Pere Ortega. En este contexto, la propuesta se articula a través de cuatro gamas de color y texturas contrastadas bautizadas como: Beauty Attack, Team-Seat, Falling Up y Vibes. Más allá de la visualización de cada tendencia, a través de un vídeo con imágenes inspiradoras, en The Color Community también intervienen otros sentidos como el oído, a través de la música con la que están ambientadas las tendencias y el gusto al ofrecer a los asistentes cuatro caramelos con sabor distinto que se podían degustar en el momento de cada visionado.

Beauty Attack
La primera inspiración se basa en la belleza contrastada que existe entre lo artificial y lo natural. Una dualidad que representa el diálogo que se da entre la ciudad y la naturaleza. Lo urbano con lo salvaje. Estos dos conceptos contrastan entre sí de forma agresiva, sin mimetismos. Representa la necesidad de observar, de protegernos y de dominar aquello más natural, siempre detrás de un filtro, de una ventana o de una casa que separa la persona de la naturaleza. En esta tendencia se apreciaría un contraste entre materiales fabricados, tejidos sintéticos e innovaciones tecnológicas con técnicas artesanales, estampados vegetales y tonos inspirados en el cielo y los bosques.

Team-Set
La segunda gama contrasta con la primera y hace referencia a los equipos. El movimiento que hace una persona para acercarse a una comunidad para contribuir por una causa, pero mantiene su identidad propia. Un grupo homogéneo que respeta la pluralidad de sus individuos. Para remarcar este individualismo dentro de un equipo se utiliza una paleta cromática de tonos muy oscuros que parecen casi negros cuando están separados, pero que recobran una tonalidad propia cuando aparecen juntos. Marrones, azules marinos, violetas y verdes camuflaje son algunas de las tonalidades que conforman esta tendencia.

Falling Up
La tercera inspiración hace referencia al movimiento contrario que en Team-Set. De los individuos que salen del grupo y representa una especie de caída hacia arriba. Como una elevación de lo terrenal a lo divino. Para escenificar este movimiento vertical se trabajan tonalidades poco saturadas que crean combinaciones suaves y armónicas. Las líneas sencillas, los pliegues, los volúmenes racionales, los tejidos mullidos, las transparencias, el plástico, los tejidos irisados… forman parte de este imaginario que se tiñe en tonos pastel como el rosa maquillaje, el azul tenue o el hueso que se utiliza en las transiciones cromáticas.

Vibes
La última inspiración hace referencia a las vibraciones, a los movimientos dinámicos y espontáneos. Es una tendencia más libre que conecta con el entusiasmo, la energía y la identidad. Para ello, utiliza gamas cromáticas muy diferenciadas, pero altamente combinables entre ellas. En tejeduría esta estridencia también se lleva más allá de las gamas sportwear. Dentro de esta inspiración entrarían conceptos como el mix & match de tejidos y estampados, el mestizaje cromático y la inspiración callejera.


Algo duele en lo más profundo de la industria de la moda cuando uno de los grandes maestros se desvanece. Es como si se acabara el fin de un ciclo próspero o de una etapa de grandes logros para dar lugar a la incertidumbre. La nostalgia de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor es mala compañera.
Esta semana, el sector ha perdido uno de sus máximos representantes, Hubert de Givenchy. El modisto francés falleció el sábado a los 91 años mientras dormía. “El eterno aprendiz”, que era como Givenchy se definía a sí mismo, dejó este mundo mientras soñaba. Es curioso como los visionarios, no dejan de soñar hasta su último aliento.

Una trayectoria entre telas
Hubert de Givenchy nació el 21 de febrero de 1927 en Beauvais en el seno de una familia protestante que pertenecía a la nobleza francesa. Su padre murió cuando tenía dos años y el diseñador se crio con su madre y si abuelo que poseía una fábrica de tapices en la que además coleccionaba telas, muebles y otro tipo de objetos típicos de la época. Según había contado en múltiples ocasiones, desde pequeño quiso dedicarse al mundo de la moda, pero no era una profesión que en la época fuera bien vista. En 1944 abandonó el núcleo familiar para trasladarse a París con el sueño de ser costurero. En la capital francesa estudió en la Escuela de Bellas Artes junto con otros modistas como Robert Piguet o Elsa Shiaparelli. Al poco tiempo de aterrar abrió su propio taller en París y no dudó, al cabo de poco tiempo, en fundar su propia marca: la maison Givenchy, que inauguró en 1952. Dos años más tarde se convirtió en el primer diseñador en presentar una línea de prêt-à-porter de lujo que lo catapultó al éxito. Es también en esa época, en 1953, cuando Givenchy conoció al maestro Cristóbal Balenciaga con quien mantuvo una gran amistad y siempre se declaró su absoluto admirador. De hecho, el modisto francés se convirtió en impulsor del Museo Balenciaga, fundado en 2011 como muestra de compromiso por al que consideró una fuente de inspiración. De Balenciaga, heredó una forma de hacer y entender la Alta Costura como símbolo de la elegancia atemporal.
Tras una larga trayectoria a la cabeza, en 1988 el grupo de lujo LVMH adquiría la maison Givenchy. El creador relegó su posición como gran propietario de la firma, aunque siguió diseñando colecciones para la casa. Otros diseñadores ocuparon el cargo de director creativo como Galliano o hasta hace poco, Riccardo Tisci. El mismo Givenchy se retiró en 1995 con un desfile simbólico en París. A pesar de no estar dentro del circuito, Hubert de Givenchy nunca se desconectó del sector al que amaba hasta el fin de sus días: “Dejaré de hacer ropa, pero jamás de descubrir. La vida es como un libro: hay que saber pasar página”. Una gran lección de vida de unos de los maestros de la aguja del siglo XX.

El modisto (y amigo) de Audrey Hepburn
Givenchy visitó personalidades clave del siglo XX, como Jacqueline Kennedy, Wallis Simpson, Grace Kelly, o Carolina de Mónaco. Aunque, su preferida siempre fue Audrey Hepburn. De hecho, más allá de lo profesional, la actriz fue su musa y amiga durante años. El primer encuentro con la actriz belga surgió en 1953 en un momento clave. Entonces, Hubert de Givenchy accedió a prestarle varios modelos para la película ‘Sabrina’ que se estrenaría un año después. Esa colaboración marcó el inicio de todas las colaboraciones que vendrían dentro y fuera de las pantallas. El modisto creó para la actriz diseños icónicos como el vestido negro que vistió en ‘Desayuno con diamantes’ (1961); las creaciones retratadas por Fred Ataire en ‘Una cara con ángel’ (1957) o la pieza de encaje y antifaz negros de Hepburn en ‘Cómo robar un millón’ (1966). Era tanta la confianza y admiración mutua, que Givenchy incluso tenía un libro de bocetos dedicados a Hepburn, titulado ‘A Audrey con amor’. “Siempre respeté el gusto de Audrey. Ella no era como otras estrellas de cine porque le gustaba la simplicidad”, aseguró el modisto de su musa.




La moda se rinde a la dulzura de las tonalidades más suaves del espectro cromático. Los colores pastel son los reyes de una temporada, que se tiñe de tonos pálidos que le dan cierto aspecto aniñado y romántico, con mezclas que incluye los celestes, el verde agua, los rosas blanqueados, el azul bebé, el lavanda y los grises muy diluidos. Las colecciones de Michael Kors, Tom Ford, Emporio Armani, Giambattista Valli, Victoria Beckham y hasta Chanel, se han impregnado de esta paleta de color que se presenta en bloques complementarios dentro de un mismo look y que expresan, sin duda, la libertad para experimentar con colores, texturas suaves y tejidos, que se vuelven más livianos. Son tonalidades que, bien combinadas, suavizan rasgos y favorecen a las pieles bronceadas.
Veamos algunos de los colores que más se llevan esta primavera-verano 2018 según Pantone.
Pink Lavender
Esta tonalidad de rosa con reminiscencias azuladas, coge el relevo al Millennial Pink que tanto triunfó la temporada pasada –y que sigue marcando el espíritu de una generación-. Se trata de un color rosa lavanda, muy fino y delicado que desprende calma y tranquilidad. Michael Kors, Kenzo o Tom Ford han apostado por este tono en primavera.
Almost Mauve
Otro rosa que seduce desde la paleta de suaves. El Almost Mauve es una tonalidad casi malva muy tenue, que parece casi blanco. Un color efímero y delicado como un pétalo de rosa que aporta un tono muy sutil a la propuesta cromática. Algunos diseños de Rachel Zoe, Giambatista Valli y Tom Ford lucen esta tonalidad tan nostálgica.
Blooming Dahlia
El naranja es presente en su versión más rebajada: el melocotón. Un tono cálido que se entremezcla con el rosa y hace referencia al florecer de las dalias. Es un color discreto, pero atractivo que también triunfa en la industria del maquillaje. Racheal Zoe y Paul Smith no han dudado en apostar por él.
Little Boy Blue
El azul bebé vuelve para instalarse una vez más en los meses más cálidos. Ese inspirador color del cielo más claro nos remite a la inocencia y a la pureza y transmite tranquilidad y confort. Un tono calmado que encuentra en los lavandas y los verdes apagados sus mejores aliados. Versace y Ralph Lauren lo han sacado a las pasarelas.
En nuestro web online, así como en el espacio Gratacós también encontrarás la nueva selección de tejidos pastel para que puedas crear tus bloques cromáticos más suaves. Escoge tejidos sin demasiadas texturas y atrévete a experimentar.


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Los cuadros siempre dan de sí, especialmente entre temporadas. Más allá del invierno, este tejido geométrico se renueva también en primavera para albergar nuevas formas, tamaños y matices. Así, se rescata del ropero invernal los tartanes, los estampados Príncipe de Gales, el cuadro leñador y los clásicos tejidos sastre para adaptarlos al vestuario de entretiempo.
Acostumbrados a asociar este tejido en abrigos y americanas, los cuadros también saltan a vestidos, pantalones, camisetas y hasta complementos veraniegos de lo más inverosímiles. Si el año pasado fue el triunfo de los cuadros Vichy y el estilo campestre de Brigitte Bardot, esta temporada da un giro conceptual, apostando por un tipo de cuadro más sobrio y a la vez elegante en tonalidades neutras –en su mayoría-. Sí, seguimos hablando de una de las tendencias de primavera-verano 2018.
¿Cómo se lleva en la pasarela?
Existen multitud de fórmulas válidas y cada diseñador apuesta por los tejidos de cuadros a su manera. Aun así, se presentan de dos maneras. En primer lugar, en looks sobrios con acento británico y acompañado de prendas bien estructuradas. No dudes en revisar las colecciones de Chanel, Balenciaga, Fendi o Dries Van Noten para encontrar algunas de las prendas básicas de la temporada que exhiben esta geometría.
Al otro extremo, los tejidos de cuadros se llevan en insólitas mezclas donde la cuadrícula convive con los tejidos rayados, los estampados florales o más cuadros sin orden ni concierto. ¡Una oda al estilo mix & match! Toma nota por ejemplo de la nueva colección de Miu Miu, Marni o Balenciaga para citar algún ejemplo.
Sobre colores, tampoco no hay nada escrito. Conviven en la pasarela los tonos marrones, los verde caqui, los naranja caldera y la gama de crudos para esta línea más british, con los azules vistosos, los rojos o los rosas pálidos combinados con otros bloques de color en combinaciones que juegan al contraste.
Encuentra algunos de los tejidos de cuadros del momento en nuestra web o visítanos a nuestro espacio y te asesoraremos. Mientras tanto, te dejamos una muestra.


La moda es arte. Y como tal, sirve de lienzo inspiracional a otras disciplinas artísticas como la pintura. Y en especial, la del maestro Joaquín Sorolla. Un pintor que ejerció de cronista gráfico de su época retratando la modernidad y la alta costura a la vez a través de sus obras cargadas de contenido estético, vinculadas con la moda.
Para ensalzar su trayectoria artística, el Museo Thyssen-Bornemisza ha organizado una exposición, en colaboración con el Museo Sorolla, que analiza precisamente la influencia de la moda en la obra de Joaquín Sorolla y que podrá verse simultáneamente en ambas sedes, del 13 de febrero al 27 de mayo de 2018.
La muestra, comisariada por Eloy Martínez de la Pera, reúne más de setenta pinturas, procedentes de museos y colecciones privadas nacionales e internacionales -algunas de ellas nunca expuestas públicamente-, junto a una selección de vestidos y complementos de época, con valiosas piezas prestadas también por importantes instituciones y colecciones particulares, muchas de ellas inéditas.

Un cronista de la modernidad
Sorolla fue un gran amante de la moda y se convirtió en el cronista perfecto de los cambios en las tendencias y estilo de la indumentaria que se produjo a finales del siglo XIX y principios del XX. Precisamente, sus obras reúnen un evocador catálogo de vestidos, joyas y complementos, realzados por su trazo suelto y vigoroso. Precisión en los detalles de los vestidos, énfasis en los tejidos y un catálogo pictórico de complementos presentes en los retratos -en su mayoría femeninos- pintados por el artista entre 1890 y 1920, que dialogan junto a las piezas de moda situadas en las distintas salas del museo. Sorolla retrata a las mujeres ensalzando su condición y feminidad con miradas que inspiran confianza y posturas que marcan un cierto empoderamiento. El artista valenciano concebía la mujer como un ser independiente que no se regía por las convenciones en un tipo de pintura que rompía frontalmente con los clásicos.
La exposición se desarrolla en cuatro secciones: ‘El Sorolla íntimo’, ‘El retrato de sociedad’, ‘El verano elegante’ y ‘El País moderno’, conservando en cada bloque elementos diferenciados que configuran el ambiente de cada temática. Una oportunidad única para descubrir en Madrid la obra del artista y su especial gusto en inmortalizar, a través de la pintura, la moda de la época.


EL ESCAPARATE…
Una cantante de ópera en clave futurista interpreta impávida, melodías vibrantes hacia las estrellas encarada a una pared en tonos malvas con las letras doradas de Gratacós, que recrea ese universo fantástico y radiante creado por Ibone Sologaistoa. La acompaña un manto de nubes algodonadas que la envuelven flotando en este sueño musical donde la estética convive con el arte. “Me inspiran los universos fantasiosos y siempre los intento transmitir en todo lo que hago”, explica la joven diseñadora bilbaína. Esta “Queen of the Stars”, que protagoniza el escaparate de febrero, impone con su presencia ostentosa. Un vestido voluminoso en colores vibrantes ocupa gran parte del espacio. Violetas, rojos y rosas en tonos y texturas contrastadas. Una larga capa de organza verde menta con las constelaciones zodiacales bordadas en oro envuelve el atuendo de la diva cósmica. “Buscaba este contraste entre colores, tejidos y brillos. Si algo tenía claro es que quería trabajar con materiales que irradiasen mucha luz”, explica Ibone. Y añade: “Yo concibo el cosmos como algo brillante, colorista y mágico”.

“Concibo el cosmos como algo brillante y mágico”
Por último, una diadema de estrellas decora el pelo corto de la cantante ficticia, con un peinado que recuerda irremediablemente a Ziggy Stardust, el alter ego del multifacético y pluridisciplinar, David Bowie. “Siempre fue una figura importante para mí en términos de icono, no tanto por su música a la cual descubrí más tarde”, matiza Ibone. Para ello hay que indagar en la película ‘Dentro del Laberinto’ donde el compositor británico interpretaba a Jareth, el misterioso Rey de los Goblins. “Me fascina esa estética mística y extravagante que tiene el personaje, que a pesar de ser malo consigue engancharte con su poder de persuasión”, concluye.

SOBRE IBONE SOLOGAISTOA…
Ibone Sologaistoa es de mente soñadora y de habla rápida. Natural de Bilbao, se mudó hace 7 años a Barcelona para seguir experimentando en el mundo de la ilustración y luego, en el diseño de moda. Otra de sus pasiones que ahora perfecciona en la Escuela Guerrero. Fue precisamente en las actividades que impulsa el centro donde conoció las charlas inspiradoras del equipo de Designers Fashion Experiences donde participa Gratacós. Y de ahí, conoció el concurso de diseño que organizaba la iniciativa divulgativa. “Yo nunca había ganado nada, pero mi filosofía es ‘hacer ruido’ para que te conozcan”, explica animadamente la artista que concibe la moda como una prolongación de su propia esencia: “Mis dibujos y mis diseños conectan siempre con este universo estrafalario y vistoso que me apasiona”.

“Mis diseños conectan con un universo estrafalario que me apasiona”
El diseño ‘Queen of the Stars’ fue escogido por su originalidad y colorido entre los miembros del jurado formado por los diseñadores Alejandro Resta, Celia Vela y Oscar Léon, participantes de algunas de las ponencias del Designers Fashion Experiences. Después de presentarse en las instalaciones de Autobeltran, la creación de Ibone Sologaistoa estará ubicada durante todo el mes en Gratacós. “Está escrito en las estrellas”, reza el mensaje bordado en la capa de la diva cósmica. Entonces, ¡qué así sea!


