Todas las fotos son del Museo del Traje CIPE.
¿Cuántos vaqueros tienes en tu armario? O, mejor dicho, ¿cuántas prendas elaboradas con denim? Seguramente, la cifra mental ocuparía dos dígitos si nos ponemos a contar el número de pantalones, faldas, vestidos, camisas y chaquetas que cuelgan de las perchas y están confeccionadas con el mundialmente conocido denim, sin lugar a dudas, el rey de las telas.
Los jeans, el denim y la ropa vaquera son algunos de los elementos más universales en la moda contemporánea. Estas prendas trascienden las barreras de clases sociales en todo el mundo y, aunque inicialmente surgieron como prendas utilitarias para las clases trabajadoras, con el tiempo se han convertido en artículos comunes que unifican todos los armarios.
Desde la pionera Levi’s, fundada en 1853, hasta las actuales marcas de pret-à-porter y las casas de lujo. Si tuviéramos que definir el siglo XX hasta la actualidad en una pieza, esta sería seguramente un par de vaqueros: ya sea un modelo con grandes rotos, elementos de patchwork y bajos desalineados, o el estiloso modelo que llevaba Kaia Gerber en Valentino para el desfile de Alta Costura Otoño-Invierno 2023-2024. En palabras de Pier Paolo Piccioli: “La fuerza no está en los estilismos, sino en las prendas”.
Conscientes del poder universal y concebidos como un símbolo de nuestra cultura contemporánea, el Museo del Traje ha querido rendir homenaje a los eternos vaqueros con la exposición ‘Jeans, de la calle al Ritz’.
Comisariada por Josep Casamartina i Parassols e Ismael Nuñez Muñoz de la Fundació Antoni de Montpalau y coordinada por María del Mar Belver, la muestra rinde homenaje al vaquero. ¿Cómo? A través de un recorrido por la historia del tejido denim, desde sus orígenes como material en el siglo XVIII, pasando por el nacimiento del jean a mediados del siglo XIX y su enorme expansión a lo largo del siglo XX y comienzos del XXI, hasta sus infinitas variaciones formales y textiles, pero también simbólicas y sociales.
La propuesta incluye más de 200 piezas de indumentaria acompañadas de documentación gráfica y complementos procedentes de la Fundació Antoni de Montpalau, completados con préstamos de las colecciones privadas del coleccionista Josep M. Rovira, del archivo histórico de la marca Lois y del coleccionista Paco Sifre, así como de las empresas Jeanología y Evlox. Entre ellas destacan las firmas clásicas dedicadas a la confección de vaqueros como Levi Strauss, Lee, Lois o Pepe Jeans, pero también marcas como Cavalli, Armani, Kenzo, Paco Rabanne, Gloria Vanderbilt, Calvin Klein, Thierry Mugler, Jean Paul Gaultier, Dolce & Gabbana, Moschino, Versace, Gori de Palma o Christian Lacroix.
De Europa hasta los Estados Unidos. Los orígenes del denim
Los orígenes de este tejido se remontan a los siglos XVII y XVIII, hasta que a mediados del siglo XIX nace la prenda que toma el nombre del propio tejido. El denim es una sarga de algodón realizada con hilos torsionados muy resistentes y duraderos. Los inicios de la industria se sitúan entre Nimes —de aquí le viene el nombre— y Génova, donde estaban concentradas la mayoría de las fábricas que producían el tejido. El jean como tal no se “inventó” hasta 1860, cuando Levi Strauss comenzó a utilizar el tejido de sarga para confeccionar ropa de trabajo. Sin desvincularse de los Estados Unidos, la exposición sigue el transcurso de la historia y despoja al vaquero de su asociación exclusiva con la clase obrera, explicando cómo llegó a ser un símbolo de la masculinidad y, posteriormente, una prenda de empoderamiento femenino a través de su destacada difusión en el mundo del cine, la música o los movimientos urbanos.
La exposición también presenta un apartado sobre la producción de denim en Europa, con un tejido industrial de marcas dedicadas a la ropa vaquera que pronto alcanzarían una gran difusión internacional. De hecho, España fue uno de los productores más destacados, con empresas en Cataluña, Valencia, País Vasco y Castilla la Mancha.
Una metamorfosis constante
A partir de la década de 1970, el mundo de la moda adoptó el denim e lo integró sin complejos. La industria avanzó en la búsqueda de nuevos horizontes y dio lugar a innumerables variaciones en los tipos de prendas vaqueras. Es curioso que, aunque el jean nació para perdurar, a finales del siglo XX surgió el gusto por el desgastado y roto. De la misma manera, se utilizó para recrear versiones modernas de piezas históricas totalmente alejadas de la ropa utilitaria. Pinzas, drapeados, abullonados, tableados, estampados extravagantes y todo tipo de bordados inundaron el jean en el mundo del lujo. De hecho, la exposición también explica cómo las grandes marcas de lujo adoptaron el denim e introdujeron los jeans en el mundo del glamour, generando un universo denim caleidoscópico.
Precisamente, la muestra culmina con un “brunch en el Ritz”, donde se busca recalcar cómo el denim ha pasado a formar una parte destacada de la élite social. Con un guiño a la célebre cita de Yves Saint Laurent, que proclamaba “¡Abajo el Ritz!, ¡viva la calle!”, la exposición muestra cómo los jeans acabarían tomando el Ritz con derecho propio gracias a su enorme versatilidad y su papel de reyes absolutos de la calle.
La visión sostenible
Jeans, de la calle al Ritz’ también destaca un asunto incómodo. Más allá de ser el tejido más popular y duradero del mundo, el denim también posee un reverso oscuro: es el tejido que más demanda recursos hídricos. Para producir un solo pantalón vaquero se necesitan 3.000 litros de agua. En uno de los desafíos planteados para el nuevo siglo, la exposición también aborda, aunque de manera cautelosa, las implicaciones ecológicas del proceso de fabricación y la búsqueda de alternativas sostenibles para su producción.
‘Jeans, de la calle al Ritz’ estará abierta al público hasta el 17 de marzo de 2024.