Aya Jones by Txema Yeste for Harper’s Bazaar US. September 2019
Iniciamos el nuevo año sumergiéndonos en el mes más frío del calendario, cuando el invierno despliega todo su esplendor. En esta travesía inspiradora, exploramos los deslumbrantes paisajes glaciares: los techos nevados de nuestro planeta, las vastas extensiones inhóspitas cubiertas por un manto de nieve y hielo, y los abrumadores polos, donde el cielo y la tierra apenas se distinguen, y el espectro de blancos se apodera de una paleta de colores homogénea, donde cada pequeño matiz cromático es ampliamente perceptible.
Esta naturaleza helada, de carácter agreste y salvaje, donde la vida lucha por abrirse camino, también está cargada de belleza. Además, ha adquirido notoriedad recientemente gracias a éxitos cinematográficos como ‘La sociedad de la nieve’ de J.A. Bayona, que lidera las nominaciones de los Goya, y a series como ‘True Detective’ y ‘Fargo’, que han vuelto a poner en primer plano los impresionantes paisajes de Alaska, Minnesota y Dakota del Norte, convirtiéndolos en escenarios perfectos para tramas criminales en cada temporada.
Más allá de una tendencia estacional
La moda ha caído rendida ante el atractivo de los universos helados, incorporando a su repertorio la influencia de la vestimenta alpina inspirada en los deportes de alta montaña. Esta tendencia ha ido en aumento en los últimos años, manifestándose a través de colecciones après-ski que proponen prendas y accesorios tanto para dentro como fuera de las pistas. Inicialmente impulsada por las firmas más prestigiosas del sector, la estrategia fue adoptada posteriormente por grandes distribuidoras de moda, entre ellas Zara, que ha lanzado su propia colección de esquí.
Los paisajes helados también han servido de musa para numerosos diseñadores que encuentran en estos entornos desconocidos, distantes y misteriosos, fuentes de inspiración frescas para estructurar sus colecciones de invierno. Un ejemplo destacado es la propuesta de Zuhair Murad en 2015, que transportó a los clientes de la marca entre montañas nevadas, rocas escarpadas y rincones aún inexplorados. Murad, con su talento innato, logró equilibrar tejidos de ensueño, inspirados en las texturas de la nieve, utilizados en todos sus diseños, y patrones con volúmenes que marcaban la cintura. En 2021, Anthony Vaccarello de
Saint Laurent presentó su colección primavera-verano en el paisaje frígido de un glaciar islandés. Las modelos desfilaban entre rocas volcánicas negras, misteriosos vapores y aguas grises con estilismos que desafiaban los códigos burgueses de Saint Laurent.
Más recientemente, Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga, sorprendió al público en la presentación de su colección otoño-invierno 2022/2023 al transportarlos a una tormenta de nieve helada, rodeados de paredes circulares de cristal. Los modelos, con pasos lánguidos y ropas reducidas a una protección improvisada, desfilaban taciturnos en un paisaje helado marcado por la desolación. En este caso, este escenario gélido sirvió al director artístico de Balenciaga para denunciar el conflicto ucraniano.
Gratacós también se inspira la serenidad de los glaciares
Gratacós se adentra en la deslumbrante estética de los glaciares para explorar la belleza helada a través de tejidos cautivadores que capturan la serenidad y la elegancia de los paisajes gélidos. Nos dejamos inspirar por piezas que evocan la pureza del hielo y la nieve virgen, así como por aquellas que deslumbran con lentejuelas o sutiles destellos e iridiscencias. La seda, protagonista indiscutible, se despliega con una caída etérea que recuerda a la lentitud con la que el hielo se desplaza.
La moda glaciar abraza texturas que cuentan historias de frío intenso. ¿Cómo? A través de capas y pliegues que sugieren bloques de hielo superpuestos, mientras que los detalles en relieve aportan una dimensión tridimensional, recreando la complejidad de los glaciares. Bordados con hilos plateados y cristales translúcidos imitan el brillo de la luz solar sobre la nieve, añadiendo un toque de sofisticación a cada tejido. Otros tejidos bordados con tul y pedrería podrían emular las capas de nieve helada. En cuanto al relieve, imaginamos tejidos plisados u otros con suaves ondulaciones que imitan la topografía de los glaciares, proporcionando un movimiento orgánico a las prendas.
La paleta de colores de la moda glaciar se inspira en los tonos suaves y fríos de los glaciares. El blanco puro y el azul hielo dominan el espectro, creando una sensación de calma y frescura. Añadimos toques de plateado y gris perla que representan el brillo de la luz sobre la superficie helada, mientras que el turquesa profundo rinde homenaje a los matices encontrados en las grietas de hielo. Estos colores, combinados con maestría, reflejan la serenidad y la majestuosidad de los paisajes glaciares.
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