Todas las fotos: Facebook de Vivienne Westwood.
2022 finalizó con la despedida de uno de los emblemas del diseño británico del siglo XX. Provocativa, revolucionaria, creativa y activista política, Vivienne Westwood fue una idealista anárquica que transformó para siempre la moda en Reino Unido. Su revolución fue la visibilizar su aversión a la corrupción y a la injusticia en el mundo, así como denunciar la pasividad de la juventud a través de la ropa. Westwood dio luz al movimiento punk en la moda, pero también conquistó la alta costura en los años 80 y 90; y construyó un imperio global con tiendas por todo el mundo, conceptos (capitalismo/anarquismo) a priori antagónicos para una transgresora de la aguja, pero para Westwood no existían ni límites ni etiquetas. La moda era un arma y su objetivo fue claro desde un principio: cambiar las reglas del juego, destruir las convenciones y hacer un mundo más justo e igualitario.
La reconocida diseñadora de moda murió el pasado 29 de diciembre a los 81 años rodeada de su familia en Clapham, en el sur de Londres. En un comunicado de la marca, aseguraron que Vivienne Westwood “continuó hasta el final con su diseño subversivo, sus actividades artísticas y su activismo, para cambiar el mundo”. Su esposo y socio creativo Andreas Kronthaler, dijo de la diseñadora: “Seguiré con Vivienne en mi corazón. Hemos estado trabajando hasta el final y ella me ha dado muchas cosas para seguir adelante”. Su legado se mantiene vivo.
De pequeña apuntaba maneras
Vivienne Isabel Swire nació en 1941 en el pueblo de Tintwhistle, cerca de Manchester. Sus padres de clase trabajadora la animaron a hacer manualidades, una habilidad que se le daba extraordinariamente bien a la pequeña Vivienne. También le gustaba mucho leer y se pasaba largas tardes en la biblioteca. De niña tenía una confianza en sí misma envidiable, creyéndose artesana excepcional. “Honestamente a la edad de 5 años podría haber hecho un par de zapatos”, dijo en una entrevista la diseñadora. Su familia se mudó al norte de Londres en 1958. A pesar de sus aptitudes, la joven Vivienne se graduó como maestra de escuela primaria, y luego se casó con Derek Westwood, un joven obrero con extravagante estética mod. La primera creación, sin saber de costura, fue su propio vestido de novia, así como las joyas que lució.
La influencia de Malcolm McLaren
Conocer a Malcolm McLaren cambió entonces la apacible vida de Vivienne Westwood. Estudiaba arte y compartía clase con uno de los hermanos de Vivienne, tenía el pelo rojo y rizado y el rostro blanqueado con polvos de talco. Se autonomizaba como padrino del punk. De apariencia excéntrica McLaren impresionaba por su creatividad y brillantez, al mismo tiempo que ofendía a las viejas generaciones y detestaba a todo el mundo, menos a sí mismo. La atracción con Vivienne fue inmediata y juntos comenzaron una de las grandes asociaciones creativas de la historia reciente de Reino Unido. Para la joven diseñadora, McLaren fue un despertar para ella: presentándole el arte, la música, y el poder transformador de la moda.
La moda y el punk
En 1970, McLaren se convirtió en el mánager de The Sex Pistols, grupo que definió el movimiento punk. En esa época, Westwood había aprendido el oficio de forma autodidacta y abrió una tienda en Kings Road, en Londres inspirada en la estética del grupo. La llamó con un nombre subversivo: ‘Sex’ con un enorme letrero rosa que alertaba a los transeúntes: “sólo entran los valientes”. En su interior, todo era chocante. El personal que atendía y la ropa expuesta estaba pensada para explorar el individualismo y la identidad de quien la vestía. Ropa con tachuelas, cadenas, cremalleras, prendas de piel ajustada, tacones imposibles, camisetas con mensajes subversivos… Todo estaba pensado para escandalizar. “Nosotros inventamos el punk”, enunciaba Westwood en su autobiografía. De hecho, la presencia de Vivienne y McLaren era de por sí intimidatoria. Querían impresionar, irritar y provocar una reacción, pero también inspirar un cambio. El punk no dejaba de ser un estallido en toda su magnitud.
Más tarde, McLaren reconoció que tenía la voluntad de tergiversar la cultura popular para reducirla en una especie de campaña de marketing, pero para Westwood, el movimiento era más profundo porque lo veía como una insurgencia juvenil contra la corrupción del viejo orden mundial. La diseñadora británica creía que la moda y la música canalizarían la ira de los jóvenes y provocarían cambios, pero más tarde se dio cuenta que muchos de ellos simplemente ignoraron la injusticia global, y con sus pendientes en la nariz y su música punk rock lo único que hacían era bailar y pasarlo bien.
El salto a las grandes pasarelas
El punk fue solo un capítulo en el legado que Westwood deja a la moda. La diseñadora tomó sus ideas subversivas y asaltó las pasarelas de Londres y París. Vivienne trabajaba al principio sola con una maquina de coser en casa y utilizaba la técnica del moulage, uniendo las piezas y usando su propio cuerpo como una plantilla. Investigó la historia de la moda, la rehízo a su manera y desafió el mundo de la alta costura. Una alianza con la generación de las supermodelos: Kate Moss, Naomi Campbell, Laetita Casta… mostrando sus diseños también la ayudó a posicionarse y a convertirse en la diseñadora independiente líder en la década de los 80 y 90. La clave del éxito de Vivienne Westwood fue la de no perder su identidad ortodoxa cuando se pasó al mundo de los desfiles y las colecciones de prêt-à-porter con prendas cortadas abruptamente, juegos de semiótica, objetos descontextualizados, drapeados… Precisamente su estilo subversivo y su imagen transgresora (llevaba su cabello decolorado o teñido de naranja y un maquillaje extremo), la convirtió en una de las diseñadoras más distintivas y originales del mundo de la moda. A principios de los 90 Vivienne Westwood construyó un mini imperio: abrió sus propias boutiques y produjo ropa, calzado, complementos, cosméticos y perfumes. ¡Hasta moda nupcial! Cuando el personaje de Carrie Bradshaw en la mítica serie ‘Sexo en Nueva York’ quiso un vestido de novia, recurrió a la célebre diseñadora, quien a finales de los 90 ya se había convertido en una importante marca nupcial.
El lado más comprometido
Para Vivienne Westwood la moda era un arma y el mensaje una parte indisociable de su herencia estética. Todo tenía un propósito. La diseñadora británica detestaba la clase política y se lanzó a una cruzada de por vida para promover la libertad individual, librar al mundo de las armas nucleares y combatir la amenaza del cambio climático. “Compra menos, elige mejor y hazlo durar”, es una de las lecciones que aún sobreviven en tiempos de emergencia climática.
“No quiero ser underground”, solía protestar, defendiendo que ella quería colocarse fuera de los focos para extender su mensaje. Apoyó numerosas causas, hizo donaciones al Partido Verde y se convirtió en una visitante habitual del fundador de WikiLeaks, Julian Assange. Incluso estacionó un tanque blanco afuera de la casa del que fuera primer ministro David Cameron en una protesta contra el fracking.
Vivienne Westwood también fue condecorada por la reina Isabel II. La difunta monarca le entregó la Orden del Imperio Británico en 1992 y la diseñadora se presentó sin ropa interior. A su Majestad este gesto de rebeldía no le hizo gracia, pero por méritos propios estuvo de acuerdo en nombrarla Dama unos años más tarde. Y así es como Lady Westwood, madrina del punk, defendió hasta el último aliento, sus ideas transgresoras aplicadas dentro y fuera de la moda, pero sobre todo manteniendo una actitud coherente ante la vida al cuestionar a su manera, el orden mundial y las reglas del juego.
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