Jueves 13 diciembre 2018

Tejidos metalizados para unas fiestas brillantes

Corren buenos tiempos para los tonos metalizados que adquieren identidad propia dentro de la moda, más allá de su tradicional vinculación con la fiesta, el lujo y el exceso. Así, en las pasadas temporadas, hemos comprobado como los tejidos metálicos se han adueñado poco a poco de la pasarela en prendas, accesorios y complementos que abrazan un estilo más desenfadado, explorando lo urbano y lo deportivo en un festival estético que entrelaza formas y volúmenes contrastados.

Aun así, la proximidad de las fechas navideñas casi “nos obliga” a recuperar la faceta convencional de los tonos metálicos porque es precisamente en esta época del año donde más presencia tienen en las propuestas festivas. Entre todos los tejidos que irradian luz propia nos centramos con los dos colores brillantes por excelencia que en ocasiones se suelen oponer: el oro y la plata.

La fiebre del oro

El oro siempre se ha asociado a la opulencia, al estilo clásico, a las ornamentaciones barrocas y al lujo en su máximo esplendor. Es el color de la riqueza y de la majestuosidad, del gusto por el exceso. Un tono cálido y ultra luminoso que empodera, resplandece y abruma a su vez porque no acepta medias tintas. El preferido del Rey Midas se mueve entre lo clásico y lo moderno con tejidos que captan la atención de todas las miradas. ¡Resulta imposible que pase desapercibido!

El oro se adueña, por ejemplo, de los tejidos en pedrería, de los plisados y del lamé creando patinas doradas que crean fascinantes juegos ópticos. También está presente en los tejidos de lentejuelas con otras tonalidades más apagadas como el oro viejo o en ricos bordados florales combinados con otros colores como el rojo o el negro.

Plata futurista

Lejos de ser “el hermano menor” del oro, el color plata ha adquirido, en las últimas temporadas, identidad propia explorando su faceta más transgresora. En moda, es también una tonalidad lujosa que se asocia con la modernidad, el movimiento, la tecnología y la innovación. En este sentido, el color plateado es visto como el símbolo del progreso, de lo funcional, lo dinámico y lo técnico mostrando un gran poder de atracción que se vincula con los avances que están por venir como el campo de la ingeniería espacial. De aquí que el color plata se vincula, en ocasiones, con las utopías futuristas.

Esta tonalidad fría se aleja de los tejidos lisos y se apropia de originales texturas como las arrugadas que se asocian al papel de aluminio. En las pasarelas de la actual temporada, destacan algunos vestidos de Calvin Klein 205W39NYC, los matices tornasolados de Emporio Armani o los tejidos con efecto holograma de Balmain. Por último, abundan también los tejidos malla y de grandes lentejuelas brillantes que crean un seductor efecto espejo. Dos clásicos que forman la esencia de Paco Rabanne.